Mansín, el popular urogallo que desde diciembre del 2006 tenía como hábitat favorito diferentes pueblos de Redes, ha muerto el pasado viernes (11-07-2008) por la tarde víctima del ataque de un perro en el pueblo de Tarna.
Su anómala conducta, -para los más causa palpable del proceso de extinción en que se encuentra la especie dentro de la Cordillera Cantábrica, para otros fruto de una cría en cautividad y posterior puesta en libertad- hacía que el urogallo prefiriese las calles de las aldeas y la vecindad de las personas a los hayedos y la convivencia con sus exiguos congéneres.
Su fallecimiento, que yo veo como la crónica de una muerte anunciada ante los múltiples peligros que le acechaban en su vida urbana (furtivos, tráfico, desaprensivos, algunos niños, animales salvajes, animales domésticos ...), viene a poner en tela de juicio la actuación de una Administración que siempre se sintió incómoda ante este caso y nunca supo dar más respuesta que varios intentos frustrados de devolución a su medio natural. La estricta vigilancia a la que fue sometido durante los primeros meses fue dando paso progresivamente a una desatención premeditada, fruto sin duda del cansancio y del coste económico del dispositivo de vigilancia.
Achacar ahora las posibles responsabilidades civiles al dueño del perro autor de su muerte, no viene a ser a mi juicio más que una absurda acusación para intentar tapar la negligencia de la Administración.
Con la construcción del Centro de Recuperación del Urogallo en fase final, ¿no hubiese sido mejor haber mantenido el dispositivo de vigilancia hasta que dicho Centro entrase en funcionamiento, o en su defecto haber tenido al urogallo provisionalmente en un lugar como Cabárceno o similar?
lunes, 14 de julio de 2008
Mansín ha muerto
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